Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1674
Legislatura: 1899-1900 (Cortes de 1899 a 1901)
Sesión: 11 de diciembre de 1899
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 83, 2687
Tema: Presupuesto de gastos.- Ministerio de Marina

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes): Yo no comprendo (permítame la palabra el Sr. Presidente del Consejo de Ministros) la tenacidad con que sostiene que esta proposición afecta a la dignidad y al honor de la Comisión y del Gobierno. Se han dado muchos, muchísimos casos, en que se han retirado dictámenes presentados a la discusión de la Cámara, sin que a nadie se le haya ocurrido que la dignidad del Gobierno padeciera con ello. Pero, es más: yo no sé, dado el talento y la perspicacia de S. S., cómo emplea ciertos argumentos. Su señoría quiere demostrarnos que en los últimos tiempos de la primera parte de esta legislatura no se retiraron los presupuestos.

No sé lo que entonces sucedió; pero la verdad es que el Gobierno dijo que retiraba los presupuestos, para presentarlos de nuevo con arreglo a las indicaciones que por las minorías se habían hecho. Y en efecto, aquellos presupuestos han sido corregidos, y corregidos han vuelto a la Comisión, y en ella se han estado discutiendo, no los primitivos presupuestos, sino los presupuestos corregidos, que son los que tenemos delante, y se han discutido artículo por artículo, a pesar de que se habían discutido los anteriores por la Comisión también artículo por artículo. ¿No es verdad, Sr. Presidente del Consejo, que esto es lo que se llama retirar un dictamen y presentarlo de nuevo? Porque si esto no es verdad, se parece mucho a la verdad.

Pues no otra cosa pido yo que se haga con este presupuesto que lo que hizo S. S. y el Gobierno con los presupuestos del Estado en la primera parte de la legislatura. ¿Es que lo que hizo entonces S. S. no quebranta la autoridad del Gobierno? Pues yo, que no tengo interés que no quiero quebrantar la autoridad del Gobierno, al contrario, que quiero que éste y todos los Gobiernos tengan mucha autoridad, porque así conviene al interés público, no pido a S. S. que haga ahora más que lo que hizo entonces y así quedan a salvo la dignidad, el decoro y la vergüenza de todos.

Su señoría debe estar menos enterado que yo de lo que pasó en la Comisión de presupuestos, con respecto a la nueva ley de establecimiento del año natural, cosa que no ofrece nada de particular, porque S. S. tiene ahora muchas más ocupaciones que yo, y no es extraño que desconozca ciertos detalles; pero un individuo de la Comisión ha pedido la palabra, y a él me remito para no molestar la atención de los Sres. Diputados, esperando diga si es cierto que cuando se hicieron determinadas observaciones acerca de la aprobación del proyecto del año económico, el Gobierno dejó entrever que la ley que se presentaba a las Cortes no regiría hasta que los presupuestos no estuvieran aprobados. Y era natural que así sucediese, porque otra cosa hubiera sido colocarnos debajo de una guillotina para que aprobáramos todo lo que el Gobierno quisiera. ¿Era esto lo que pretendía el Gobierno? No lo creo, porque eso era un recurso de mala ley, al cual no creo que ni éste ni ningún otro Gobierno apelara, queriendo conservar el decoro, la vergüenza y la dignidad.

Ahora bien, Sr. Presidente del Consejo, en mi deseo de que salgamos de este mal paso, no me explico la tenacidad de S. s. porque cualquiera proposición que se formule la acepto yo, y creo que también puedo decirlo en nombre de todas las minorías. Acepto la indicación del Sr. Romero Robledo en la cual cabe la interpretación de S. S.; acepto la proposición del Sr. Prieto y Caules, con la que se da a S. S. el espacio necesario para ver si podemos reparar los errores del presupuesto presentado. Repito que acepto cualquiera proposición.

De manera que no se abroquele S. S. en el tiempo que puede emplearse en la discusión de esa proposición, en primer lugar, porque si se aprobara, no se perdería mucho tiempo, y después, porque se llegaría a una solución, pero tampoco puede S. S. exigir más de nosotros. Yo ya he dicho lo que convenía a todos; el Gobierno hará ahora lo que tenga por conveniente, pero no fíe mucho en los triunfos obtenidos por la fuerza de la mayoría porque ahora ganará la batalla, pero cuando al número no acompañan la razón y la prudencia, aún ganada una batalla, se acaba siempre por perder la campaña.



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